Acción de perdonar; remisión de la pena merecida, de la ofensa recibida o de alguna deuda u obligación pendiente, según la RAE.
¿Pero qué conlleva el perdón? Hablemos de tipos de perdones porque los hay por convicción, arrepentimiento y lamento; los hay por compasión; los hay por educación y/o religión; y los hay por alejar una parte de nuestro cerebro del daño causado. Así, sin más… de ahí la frase “perdono pero no olvido”. Tú quieres olvidar algo pero tus adentros no ceden a esa compensación de palabra, que no acto, te ha hecho cicatriz.
Hablemos un poco de historia. ¿El perdón es solo de cristianos?
La Biblia (Lucas, 23:34) recoge las palabras de Jesús antes de su crucifixión: “Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen” ante la ‘indiscutible’ misericordia de Dios para sus creyentes.
Otra frase de Jesús recogida en los Evangelios de Lucas y Mateo es “poner la otra mejilla” para no responder al mal con otro mal.
Pero si vamos a otras culturas encontramos el Ho’oponopono, instrumento ancestral de origen hawaiano. Según sus prosélitos has de repetir las palabras mágicas “Lo siento, perdona, te quiero, gracias” para admitir y limpiar tus impurezas, perdonándote a ti mismo y al otro. ¿Higiene mental?
¿Te doy mi mano sin merecerla?
Vamos a estudiar esto…