Eran tiempo híbridos. Sabores a sal indecisos e independientes y a dulces de mermelada por memoria o con recuerdo. La prórroga permitida se excedió en tiempo y forma. Las olas de la pleamar, a veces bravas, a veces cariñosas, cedieron a su instinto para dejar la playa húmeda tan solo unas horas. A la mañana siguiente estaba seca para extender una nueva toalla.
Un documento blanco que te desafía, como lienzo de arena para pintar…. Y soñar.